domingo, 8 de septiembre de 2013

HUMBOLDT Y SU VIAJE AMERICANO, 1799-1804

Alexander von Humboldt (Berlín, 1869-1859) fue uno de los grandes científicos del siglo XIX. Viajero infatigable junto a su actividad de escritor e investigador, traemos aquí la descripción de su viaje español y americano entre 1799 y 1804. 
 

CRONOLOGÍA DEL VIAJE POR ESPAÑA DE HUMBOLDT EN 1799
5 de enero
Tras decidir en diciembre de 1798 dirigirse a España y a América, procedentes del sur de Francia, tras desistir de un viaje al Próximo Oriente, Humboldt y Bonpland cruzan la frontera española procedentes de Perpignan y llegan el 7 de enero a Gerona y al día siguiente a Barcelona.
28 de enero
Inicio del viaje a Madrid: Cambrils (30 de enero), Valencia (5 a 7 de febrero), Almansa, Albacete, El Provencio, Quintanar de la Orden, Alcázar de San Juan, Corral de Almaguer, Ocaña, Aranjuez y Valdemoro.
23 de febrero
Llegan a Madrid.
Marzo
Hace varios viajes a Aranjuez a visitar a Carlos IV. El día 4 inicia sus observaciones astronómicas en Madrid. El día 11 entrega a Carlos IV un memorial de sus actividades científicas para lograr el permiso para su expedición a las Américas, permiso que les es concedido el día 15.
2 de mayo
Tras pasar el mes de abril ocupado en los preparativos del gran viaje, Humboldt vuelve a Aranjuez y mide la posición geográfica del Palacio Real. El día 7 consiguen el pasaporte, expedido en Aranjuez.
13 de mayo
Salen de Madrid hacia El Escorial, Puerto de Guadarrama, Medina del Campo, Tordesillas, Benavente, Astorga, Puerto Manzanal, Villafranca del Bierzo, Los Nogales, Lugo, Guitiriz y Betanzos.
5 de junio
Humboldt y Bonpland zarpan desde La Coruña.
19 de junio
Llegan a Santa Cruz de Tenerife. Es la primera vez que Humboldt sale de Europa. El día 20 visitan la Orotava y La Laguna. Al día siguiente, Humboldt logra ascender al Teide. Tras hacer excursiones por La Orotava, regresan a Santa Cruz de Tenerife el día 24.
25 de junio
Zarpan de Santa Cruz de Tenerife rumbo a las Indias.

CRONOLOGÍA DEL VIAJE POR AMÉRICA DE HUMBOLDT ENTRE 1799 Y 1804

16 de julio de 1799
Llegan a Cumaná, donde recorren los alrededores y viven la experiencia de un terremoto.
19 de noviembre
Llegan a Caracas.
11 de marzo de 1800
Inician su expedición hacia la selva, por lo entran en los Llanos del Orinoco, llegando el día 23 a San Fernando de Apure.
30 de marzo
Inician su viaje fluvial por el Orinoco y sus peripecias por la selva. Regresan por Angostura y llegan a Barcelona el 23 de julio.
6 de diciembre
Zarpan rumbo a Cuba, llegando a La Habana el día 19 de diciembre.
30 de marzo de 1801
Tras hacerse a la mar en el puerto cubano de Trinidad, llegan a Cartagena de Indias.
5 de agosto
Llegan a Bogotá, donde Humboldt hace buena amistad con el botánico gaditano José Celestino Mutis.
2 de enero de 1802 
Llegan a Quito. Desde ahí suben a la cima del Pichincha el día 26 de mayo y al Chimborazo el día 23 de junio. 
25 de septiembre
Llegan Trujillo tras salir de Quito y atravesar Loja, entrando en el virreinato del Perú y pasando por Cajamarca.
23 de octubre
Entrada en Lima, donde estudia las propiedades del guano.
9 de enero de 1803
Tras zarpar del El Callao, atracan en Guayaquil, para seguir rumbo al norte, al virreinato de Nueva España.
23 de marzo
Atracan en Acapulco, donde toman el "Camino de Asia" al revés (1), es decir, en dirección a Taxco, donde llegan el día 5 de abril.
11 de abril
Llegan a México. El día 15 conocen al virrey Iturrigaray y, al día siguiente, al científico español Fausto Elhuyar. Esos días recorre los alrededores de la capital: el Tepeyac o Chapultepec.
4 de agosto
Llegan a Querétaro, y el día 8  Guanajuato, donde visita la famosa mina de plata de La Valenciana. El regreso a la capital es por Valladolid (hoy Morelia), donde llegan el día 14 de septiembre y, por fin entran el Ciudad de México el día 10 de octubre.
20 de enero de 1804
Salida de la capital por el "Camino de Europa" (2), hacia Puebla -donde llega el día 22- y Cholula, donde llega dos días más tarde para visitar su gran pirámide.
19 de febrero
Llegan a Veracruz, tras pasar el día 10 por Jalapa. Por fin, zarpan de Veracruz el día 7 de marzo, rumbo a La Habana. 
29 de abril
Zarpan de La Habana, tras un mes de estancia en la isla de Cuba, con rumbo a Filadelfia.
19 de mayo

Entrada en Filadelfia. Nueve días después llegan a Baltimore, donde conocen al presidente  Jefferson, que les pregunta por las defensas españolas en la frontera norte de Nueva España.
9 de julio de 1804
Zarpan de Filadelfia rumbo a Burdeos, acabando así su viaje científico a las Américas.
 
Terminaba así uno de los viajes más interesantes de la historia, aunque no hubiese logrado dar la vuelta al mundo. Un viaje que recuerda algo al de Malespina, efectuado pocos años antes, y que también recorrió los dominios del rey Carlos IV en plenas vísperas de las emancipaciones iberoamericanas y de la quiebra del viejo orden en la vieja metrópoli ante los ataques navales británicos primero, y ante la invasión napoleónica, después.
 
NOTAS:
1. El llamado "Camino de Asia" discurría entre la Ciudad de México y Acapulco, desde donde los galeones ponían rumbo a Manila, de ahí el nombre del famoso Galeón de Manila.
 

2. Por el contrario, el "Camino de Europa" salía de la capital mexicana hacia Veracruz, donde los galeones zarpaban hacia la Habana y, posteriormente, a Cádiz u otros puertos autorizados a comerciar con  las Indias.

LA BIBLIA EN ESPAÑA: LOS VIAJES DE GEORGE BORROW, 1836-1839



El británico George Borrow (don Jorgito el inglés, como le apodaban en España) viajó a la España de Isabel II en plena época romántica. El país era exótico para aquellos viajeros que se aventuraban por sus caminos pintorescos, plagados de bandidos y personajillos de toda índole. Borrow fue el testigo excepcional de aquella España sumida en la guerra civil carlista, en la incipiente revolución burguesa que a duras penas se iniciaba en plena época de la minoría de edad de Isabel II. Un joven vendedor de Biblias estaba maravillado ante lo que veía y ante las personas que trataba. De todo ello resultó el delicioso libro La Biblia en España, obra que pasó inadvertida hasta que Manuel Azaña lo tradujese del inglés y lo prologase en el siglo XX. Llegó, procedente de Portugal, en el invierno de 1836, siguiendo casi literalmente la actual Autovía de Extremadura desde Badajoz.
 

Tras conocer a fondo la entonces Villa de Madrid, de la que ha dejado espléndidas descripciones, partió en el otoño de 1836 a la no menos exótica Andalucía, siguiendo también la actual Autovía de Andalucía hasta Cádiz.


Y tras el sur, el noroeste. El recorrido, esta vez sigue con variaciones la Autovía del Noroeste, aunque extiende su viajar por la Cornisa Cantábrica y pasa a Burgos. En este trayecto tuvo encuentros con carlistas y corrió el peligro de ser fusilado.


En los intermedios entre viajes, recorrió los alrededores de Madrid, llegando a la provincia de Segovia y a la de Toledo.


Andalucía era, sin duda, la región española más atractiva a los ojos de estos viajeros anglosajones que buscaban tipismo y pintoresquismo. Al sur español regresó Borrow en 1839, antes de dejar definitivamente España. Inclusive llega a recalar en Gibraltar y atravesar su estrecho para poner el pie en África, concretamente en Tánger, entrando en contacto con el mundo islámico-marroquí.
La Biblia en España es, como dijimos, un libro entretenido y una buena fuente histórica para conocer la España romántica y en plena revolución liberal. Sorprende, sin embargo, la ausencia de viajes por la mitad oriental peninsular, en concreto por Aragón, Cataluña y Valencia, así como por el País Vasco y Navarra. Es posible que la guerra carlista le hiciese desistir de visitar esos territorios.

EL VIAJE DE DARWIN EN EL BEAGLE, 1831-1836



Uno de los grandes intelectuales de la Historia ha sido el británico Charles Darwin (1809-1882). Su libro Origen de las especies (1859), es considerado la primera obra de la biología moderna. En ella se afirma que las especies de seres vivos actuales tienen un tronco común que ha ido evolucionando con el tiempo. Ni que decir tiene que la Iglesia le hizo blanco de todo tipo de ataques. Tras formarse en Edimburgo y en Cambridge, se enroló en el viaje alrededor del mundo en el Beagle, buque mandado por el elitista e irascible teniente Robert Fitz Roy, con el que tuvo frecuentes discusiones, a pesar de que hubo de colaborar con Darwin durante toda la expedición.

 
               El joven Darwin y el teniente Fitz Roy

VIAJE DEL H.M.S. BEAGLE
27-XII de 1831 al 2-X de 1836

1.       27-XII-1831. El Beagle zarpa de Plymouth. Inicia su Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo, que publicaría en 1839.
2.       6-I-1832. Canarias. No les dejaron atracar por temor a una epidemia de cólera.
3.       16-I. Cabo Verde.
4.       28-II. Llegada a San Salvador de Bahía, donde explora sus alrededores. El bosque tropical le fascinó, aunque le horrorizó la esclavitud, teniendo una agria discusión por ello con el teniente Fitz, fanático ultraconservador y religioso.
5.       3-IV. En Río de Janeiro. Excursiones por sus alrededores.
6.       26-VII. Llegada a Montevideo. Viajes a Buenos Aires y a Bahía Blanca. Cabalgó con los gauchos por las llanuras de la Pampa.
7.       11-III-1833. Llegada a las Malvinas, base de sus viajes a Patagonia. Pudo observar a los indígenas de esas inhóspitas tierras y cómo el gobierno argentino los exterminaba.
8.       12-VI-1834. Tras rodear el cabo de Hornos, donde observó los glaciares, llega a Chiloé y Ancud.
9.       23-VII. Llegada a Valparaíso. Inicia un viaje a Santiago y Rancagua. En su estancia en Chile pudo observar un  terremoto (Concepción, febrero de 1835) y la erupción de un volcán. Cruzó los Andes y llegó a Mendoza, en Argentina.
10.     19-VII-1835. Llegada a El Callao y visita a Lima, donde vivió una revolución política.
11.     15-IX. Llega a San Cristóbal (Galápagos). Visita todo el archipiélago, observando los caparazones de las tortugas. En estas islas observó las subespecies de pinzones y cómo se habían adaptado al medio por la selección natural. Sus ideas religiosas empezaron a fallar hasta declararse ateo en sus últimos años de vida.
12.     16-XI. Llegada a Tahití. Escaló una dura pendiente de un volcán y detalló los diferentes pisos de vegetación del mismo.
13.     12-I-1836. Tras una escala en Auckland, llega a Sydney. Estudió las ratas marsupiales y los ornitorrincos, así como a los aborígenes australianos. Le repugnó que Australia fuese un inmenso penal de presos británicos desterrados. Recorrió asimismo las Montañas Azules.
14.     5-II. Llegada a Hobart.
15.     6-III. Llegada a Albany.
16.     1-IV. Llegada a las islas Cocos, donde estudió los atolones.
17.     29-IV. Llegada a las islas Mauricio.
18.     31-V. Llegada a Ciudad del Cabo.
19.     8-VII. Llegada a Santa Elena.
20.     19-VII. Llegada a la isla de Ascensión.
21.     23-VII. Llegada a San Salvador de Bahía.
22.     19-VIII. Llegada a las islas Azores.
23.     2-X-1836. Final del viaje en Falmouth.
 
Había conseguido dar la vuelta al mundo como los más célebres marinos, aventureros y estudiosos de la historia. Al regreso de su viaje tuvo una actividad frenética y enfermó en años posteriores, teniendo que recuperarse en estancias en el campo. El resto de su vida lo dedicó al estudio de la biología.
Por su parte, Fitz Roy, al publicarse la obra darwiniana, se sintió culpable y atacó El origen de las especies. Tras ser diputado en la Cámara de los Comunes, fue nombrado gobernador de Nueva Zelanda, con una gestión desastrosa. Vuelto a Gran Bretaña, y caído en una fuerte depresión, se suicidó en 1865. 

sábado, 7 de septiembre de 2013

DESCOLONIZACIÓN ESPAÑOLA DE ÁFRICA

 
 

En los años sesenta -mayoritariamente- se derrumbaba el colonialismo/imperialismo europeos en África. El proceso se había iniciado en los años de entreguerras en el Egipto británico, pero fue en los años 50 cuando se dieron las primeras independencias en el Magreb, y en la mencionada década de los sesenta cuando le tocaba el turno al África Negra o subsahariana. Sin embargo, las dos naciones ibéricas serían de las últimas en reconocer las emancipaciones definitivas de sus pequeños imperios: en los años setenta.
En 1956, Franco enemistado con la Francia de la IV República, se vio obligado a reconocer la independencia del territorio en el que combatió y le dio la gloria personal. Nacía el nuevo Marruecos, con los dos protectorados y Tánger incluido, con el rey Mohamed V. Pero aún no llegaba la paz a España. Entre 1957 y 1958 se producía la guerra de Ifni y enfrentamientos en el Sahara Occidental. Franco, para evitar una nueva guerra directa en el territorio marroquí, vio cómo la franja de Ifni quedaba reducida a la pequeña capital y se veía obligado a ceder a Marruecos el territorio de Tarfaya.
El 12 de octubre de 1968 el ministro de Franco, Manuel Fraga Iribarne, entregaba el poder de la nueva República de Guinea Ecuatorial a Francisco Macías Nguema como nuevo presidente del territorio conjunto de Río Muni y la isla de Fernando Poo. Los diez años siguientes fueron el escenario de una atroz dictadura de ese personaje, culminada, aparentemente en 1979, con su derrocamiento. En la actualidad, el territorio, rico en petróleo, está bajo el gobierno también despótico del sobrino de aquél: Teodoro Obiang. Desde entonces las relaciones con España siguen siendo tensas, con crisis diplomáticas intermitentes entre ambos países.
Un año más tarde, en 1969, se entregaba a Marruecos la plaza de Ifni, culminando en apariencia los problemas con Marruecos. 
Al iniciarse la nueva década de los setenta, España hubo de acceder a la independencia del Sahara Occidental, tras la independencia del África portugués en 1974, tras la Revolución de los Claveles. El proceso fue lamentable. Marruecos y Mauritania ocupaban el territorio a partes iguales por el Tratado de Madrid en noviembre de 1975, aprovechando la enfermedad final de Franco y con la amenaza, de nuevo, de otra guerra con el vecino marroquí. El Frente Polisario fundaba la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) e iniciaba una lucha que llega hasta nuestros días. En 1980, Mauritania abandonaba su zona y Marruecos la anexionaba. Nacía el gran Marruecos, aunque muy alejado del soñado inicialmente por los ultranacionalistas y que buscaban una gran reino hasta el río San Luis en Senegal, zonas del desierto de Argelia, Mauritania y las islas Canarias, es decir, el territorio de los medievales imperios almorávide y almohade.
Así, con esta descolonización tan desastrosa, acababa el fugaz y minúsculo imperio africano español que Franco intentó conservar y agrandar en tiempos de la II Guerra Mundial a expensas del Francia y con Hitler como padrino, algo que el nazi no aceptó.
 

TERRITORIOS ESPAÑOLES EN ÁFRICA EN EL SIGLO XX



Aún siendo la Corona de Castilla, junto a la de Portugal, la primera nación europea en penetrar en África desde la Baja Edad Media, así cómo la más cercana, hacia  1914 apenas tenía territorios en este continente. Ya en el reinado de Enrique III, a inicios del siglo XV, los castellanos entraban en Tetuán, en su intento de aislar al ya de por sí debilitado reino de Granada. Casi al mismo tiempo los portugueses se establecían en Ceuta, dominando la orilla meridional del estrecho de Gibraltar. En 1497 los castellanos desembarcaban en Melilla y la anexionaban a su reino hasta la actualidad.
Durante la Edad Moderna la Monarquía Hispánica tuvo enclaves en las costas marroquíes, argelinas y tunecinas (Arcila, Larache, Santa Cruz de la mar Pequeña, La Goleta, Orán, etc), aunque todos fugaces, salvo la mencionada Melilla y Ceuta, anexionada tras la independencia portuguesa de 1640 según el deseo de los propios ceutíes. A pesar de ello, ambas plazas tuvieron que sufrir varios asedios violentos.
Ya en la segunda mitad del siglo XIX, en el preludio de la gran época del imperialismo europeo, en el reinado de Isabel II, hubo una guerra contra Marruecos en torno a Ceuta, con las victorias españolas de Castillejos y Wad Ras. El tratado de paz subsiguiente estableció el actual territorio colindante de las dos plazas españolas y la restitución del desconocido enclave de Santa Cruz de la Mar Pequeña. Ya en tiempos de la Restauración se iniciaban los desembarcos, sin capacidad de ocupación permanente, en el territorio del Sahara Occidental y en el estuario de río Muni, que exploró el alavés Manuel de Iradier.
Durante el periodo de entreguerras, España se decidió a la ocupación efectiva del territorio que le correspondía en el norte del Protectorado Hispano-Francés de Marruecos. Esa determinación costó una sangrienta y larga guerra entre 1909 y 1927. En esos años se ocupaba de forma efectiva el Sahara. En 1934 fue muy significativa la ocupación de Sidi Ifni por el general Capaz, territorio identificado como el enigmático enclave de Santa Cruz de la Mar Pequeña.
Mucho más al sur, ya en plena África Negra, se iniciaba la ocupación efectiva del territorio continental de Muni, la isla de Fernando Poo y los islotes de Elobey y Corisco. El territorio sería destinado a producir madera y cacao.
Un imperio minúsculo desde 1950, poco rentable -y más una carga que una fuente de riquezas- para un país pionero en la historia del colonialismo europeo en África. Desde esos años cincuenta se iniciarían los movimientos anticolonialistas, con los paralelos intentos de su desactivación por parte del gobierno español.

EVOLUCIÓN DEL FERROCARRIL EN EL SIGLO XIX (1848-1900)


 
La invención y construcción del primer ferrocarril se convierte en la obra necesaria para el arranque de la I Revolución desde 1830 en Gran Bretaña. En España, el primer trayecto se retrasa a 1848, siendo la línea Barcelona-Mataró la pionera. Posteriormente se inaugura la línea Madrid-Aranjuez (1851). Hasta la promulgación de la Ley de Ferrocarriles de 1855, en pleno Bienio Progresista, había pequeñas líneas (Cádiz-Jerez y Gijón-Langreo) y el inicio de una nueva de largo recorrido, que llegaba a Albacete y con el objetivo de unir Madrid con el Mediterráneo. 
 

Tras la promulgación de la Ley Ferroviaria de 1855 y aprovechando la oleada de prosperidad en Europa Occidental durante la siguiente década, así como la estabilidad política de la mano de la Unión Liberal -que sabe aprovechar esa prosperidad-, se produce un verdadero avance en la construcción de líneas férreas por parte de compañías extranjeras que habían obtenido grandes ventajas en las concesiones que establecía la mencionada ley. Un plano estrella casi une la capital con los cuatro puntos cardinales de la península. Las construcciones de ralentizan tras la crisis económica de 1866 y el inicio en 1868 del Sexenio Democrático. En ese año aún faltaba el enganche de Madrid con Barcelona, pero estaba ya unida la capital con las fronteras francesa -hay que mencionar la errónea adopción de un ancho de vía diferente al del resto de Europa y de Francia, lo que produjo dificultades posteriores- y portuguesa. Sin embargo, en el extremo noroccidental peninsular aún no han comenzado las obras del tendido. 


En 1900 la red ferroviaria española está ya completada. Se trata de una red con forma de estrella, es decir, un sistema radial y centralizado en Madrid, con un ancho de vía diferente al del resto de Europa, lo que fue un problema para las comunicaciones y el transporte de mercancías y viajero que debían cambiar de tren en la frontera francesa. Habrá que esperar al final de la guerra civil en 1939 para iniciar el proceso de nacionalización de los ferrocarriles españoles. En 1940 nace la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles (RENFE), poniendo así fin a la existencia de compañías privadas.

LA PRIMERA GUERRA CARLISTA, 1833-1840

  

En septiembre de 1833 fallecía el rey Fernando VII en Madrid. Años antes, cuando se vio que la descendencia masculina no resultaba del rey Fernando, su hermano Carlos María de Isidro reclamó el trono y, para su consecución, se alineó con los sectores mas ultras y reaccionarios de la Corte y del resto del panorama político español. Refugiado en Portugal tras declarar que no aceptaba la Pragmática Sanción, establecida por su hermano Fernando y que anulaba la anterior Ley Sálica de Felipe V y que allanaba el camino al trono a la entonces niña de tres años y futura Isabel II, bajo la regencia de su madre María Cristina de Nápoles.
La guerra, iniciada en Talavera de la Reina en ese otoño de 1833 tuvo tres fases militares claras:
1. La organización del territorio vasco-navarro por el hábil Zumalacárregui, que levantó todo un estado paralelo, perfectamente organizado. Tras rechazar los ataques cristinos, el flamante y autoproclamado Carlos V, le ordenó que sitiase Bilbao, para así conquistar, al menos, una capital importante para tener algo de credibilidad exterior. Zumalacárregui murió de un disparo y el asedio fue levantado por el general Espartero.
2. La estrategia entonces se decantó por realizar unos ataques rápidos fuera del territorio vasco y captar adhesiones a la causa. Era lo que había propuesto Zumalacárregui frente a la orden de asediar Bilbao. Una de las expediciones más rocambolescas fue la del general granadino Gómez Damas, el cual, salió de Vizcaya hacia el oeste. Tras recorrer Asturias y Galicia, se dirigió al sureste para, protegido por el Sistema Ibérico, penetrar por la parte oriental del Valle del Guadalquivir y llegar a Córdoba. Siempre perseguido por el ejército liberal, cruzó Sierra Morena al norte, para llegar a Extremadura y a Cáceres. Desde allí volvió a Andalucía, cruzó el Guadalquivir de nuevo, refugiándose en la Andalucía Penibética. Tras comprobar que era imposible ganar un gran territorio más o menos extenso y homogéneo, similar al del País Vasco y Navarra, inició la retirada al territorio carlista por el este de ambas mesetas.
El pretendiente don Carlos inició una nueva expedición, yendo el mismo al frente de sus soldados. Tomando la dirección opuesta a la anterior, penetró por el valle del Ebro, llegando al Maestrazgo, segundo territorio homogéneo importante y extenso del carlismo, junto a zonas del pirineo catalán, feudo del sanguinario Ramón Cabrera. La expedición llegó a las puertas de Madrid, a la localidad de Arganda, pero se retiró y no entró en la capital.
3. Tras estos fracasos, cundió el cansancio y la división entre los carlistas. Un grupo de ellos, entorno al general Maroto empezó a negociar la rendición honrosa. En 1839 tuvo lugar el abrazo de Vergara, localidad guipuzcoana, considerada una traición por don Carlos. Aún resistió hasta 1840 el núcleo de Cabrera, que abandonó Morella y hubo de escapar a Francia.